Si eres una de las muchas personas que se agobian en Navidad, te vendrá bien hacer algunos cambios en tu vida.
Algunas claves para disfrutar la Navidad sin estrés
Hay muchas formas de vivir la Navidad. Lo primero que deberías plantearte es como te gustaría a ti pasar la Navidad. Ten en cuenta que además de los típicos encuentros en familia, fiestas, comidas, cenas, etc. hay otras formas más tranquilas de pasar estos días. Si lo que has estado haciendo hasta ahora en Navidad te ha hecho feliz, fantástico. Pero si no acabas de encontrarte a gusto con los planes que vas repitiendo año tras año, quizá es el momento de que hagas un cambio.
¿Cuál es el sentido de la Navidad para ti?
Sin entrar en el origen histórico de la Navidad, la pregunta que necesitas hacerte es ¿Qué es la Navidad para mí?. Para unas personas tiene una connotación religiosa y para otras no. En todo caso, la Navidad tiene el efecto de potenciar lo bueno que hay en nuestro interior, tanto a nivel individual como colectivo. La Navidad despierta nuestro lado más humano. Estamos más dispuestos a compartir y a ser mejores personas.
También es verdad que en los países desarrollados se ha convertido en una fiesta muy comercial. Todos los días recibimos estímulos para comprar. Necesitamos tiempo para ir de compras, para organizar las cenas o comidas familiares. A veces las cosas se nos van de las manos y lo que tendría que ser una fiesta para disfrutar, acaba siendo más bien una fuente de estrés, porque no tenemos tiempo para todo.
¿Cómo te gustaría realmente vivir la Navidad? Mejor una Navidad sin estrés, ¿no?.
¿Cómo disfrutar la Navidad sin estrés, con tanto que hacer?
Gran parte del estrés que nos produce la Navidad viene de que queremos abarcar más de lo que podemos hacer. Llega Navidad y organizamos comidas, fiestas, regalos que tendremos que comprar… Todo para que la Navidad sea perfecta. Para empezar, no tiene porqué ser perfecta. Nada de lo que hacemos tiene porqué ser perfecto. Simplemente se trata de crear buenos momentos para compartir con nuestros seres queridos.
Es normal que para muchas personas la Navidad suponga estrés. Para preparar la Navidad, nuestra agenda se llena de un sinfín de tareas navideñas además de todo lo que ya teníamos programado. Puede que además tengas en marcha proyectos importantes en tu vida laboral, familiar o personal que también requieren tu atención. Quizá tienes pensado cambiar de casa y el proceso de vender la casa ahora te supone un plus de trabajo que no te viene nada bien.
Todo es cuestión de organizarse y no perder de vista que la Navidad es para disfrutar.
Menos puede ser más, encuentra tu medida de las cosas
Los pequeños placeres de la vida a menudo nos aportan los mejores momentos. Los excesos no tienen porqué hacernos más felices. Sí que nos lo puede parecer a priori, pero son expectativas que normalmente no se cumplen.
Cocinar para 30 cuando vamos a ser 10, no sólo no tiene sentido sino que es poco solidario, gastamos más de lo necesario, trabajamos más de la cuenta y encima, cuando desaparecen los invitados y nos encontramos con toda la comida que ha sobrado, nos damos cuenta del despropósito. Curioso, porque año tras año repetimos.
Simplificar, planificar y anticiparse, el mejor antídoto contra el estrés
Cuando llega Navidad, la vida no se para. Seguimos con nuestra vida cotidiana y nuestras obligaciones diarias. Y ahora además quieres decorar tu casa con guirnaldas, poner el árbol, el belén, comprar regalos, pensar en el menú, la lista de la compra, quizá incluso algún cambio en casa para que luzca perfecta en Nochebuena… en fin, quieres que todo salga perfecto.
Simplifica
Como en tantos ámbitos de la vida, a veces menos es más. No por poner el triple de decoración en casa, o comprar comida para un batallón, vamos a pasarlo mejor. Ni para nosotros, ni para nuestros invitados, tienen importancia muchos de los detalles con los que nos hemos complicado la vida. Simplificar y encontrar la medida de las cosas, te ayudará a no trabajar más de la cuenta.
Anticípate
Anticiparse a los acontecimientos y visualizar el resultado, nos aporta confianza y mejora nuestras acciones. Si te has planificado con suficiente antelación, puedes adelantar tareas para aligerar de trabajo los días más próximos a la Navidad y reservar tiempo para las tareas ineludibles de última hora.
Planifica
En cualquier caso, tanto si optas por simplificar como si no, tu mejor aliada será la planificación. Y lo mejor es hacerlo con tiempo. Planificar con anticipación te permitirá tener el control y disfrutar el proceso. Evitarás las prisas de última hora y el estrés. Lo mejor es hacer una lista con todo lo que quieres hacer, cuando lo quieres hacer y con quién lo vas a hacer. Qué, cuándo y con quién. Como ves, damos por hecho que esto va a ser cosa de equipo. ¡Todos a participar!
Juntos es mejor, pide colaboración
Cada miembro podrá tener un grado de implicación y colaborar en unas tareas concretas según su edad, pero es ideal que participen todos. Es como un viaje, que ya comenzamos a disfrutar cuando lo planificamos. No te olvides de disfrutar cada momento de este viaje navideño.
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